ESTADIO Y AFICIÓN AZUL

Fue inaugurado el 6 de febrero de 1946 con un encuentro deFutbol americano entre los Pumas de la UNAM y

Los Aguiluchos del Heroico Colegio Militar, saliendo victoriosos los Universitarios por marcador de 16-14, con el nombre de "Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes".

Construido originalmente para la practica del Fútbol Ame

ricano, siendo utilizado para la practica de este deporte desde su inauguración hasta finales de la década de 1950, posteriormente, se volvió a utilizar para este deporte desde el año de 1968 hasta principios de la década de 1990 cuando fue negado para la final de la campaña de 1991.

Este estadio aparece en la película "Juventud sin Dios" de 1961 que narra la vida del Padre Lambert J. Dehner (legendario coach del IPN) en México con imágenes de un clásico entre la Universidad y el Poliecnico a finales de los años 40´s, fue casa de los equipos del Instituto Politécnico Nacional en juegos grandes además de ser la casa del equipo de los Pieles

Rojas de Acción Deportiva, también en este estadio se jugó el primer partido de NFL fuera de Estados Unidos en 1978, entre los Santos de Nueva Orleans y Las Águilas de Philadelphia.

El 5 de enero de 1947 se jugo el primer partido de fútbol en este escenario entre el Veracruz y el Racing de Avellaneda de Argentina, en el que gano el equipo mexicano 2-1, fue sede de los clubes capitalinos América y Atlante, y posteriormente Necaxa hasta 1955.

Posteriormente en 1983 se convierte en casa del Atlante FC y es renombrado como "Estadio Azulgrana" has

ta1996; que es aquilado a la compañía OCESA (quien actualmente opera el estadio) por el Club Deportivo Cruz Azul, el 10 de agosto de 1996 el Estadio Ciudad de los deportes recibe su denominación actual como "Estadio Azul".

A raíz de la llegada de Cruz Azul, se han hecho muchas remodelaciones para hacer un estadio más seguro, cómodo y adecuado a las necesidades de los espectadores.

Cuenta con:

> Vestidores de fútbol profesional

> Vestidores de preliminares

> Vestidores de árbitros

> Una sala de Conferencias

de Prensa con capacidad para 50 personas

> Un sistema de circuito cerrado de siete cámaras distribuidas en el estadio

> El Estadio Azul cuenta con un aforo total de 35,161 espectadores (incluyendo 92 palcos) y un total de 23 puertas de doble acceso cada una.

AFICIÓN

Cuando Cruz Azul se mudó a la ciudad de México, luego de haber jugado en Ciudad Cooperativa, en el estado de Hidalgo. Uno de los primeros grupos de animación que surgió fue la Porra Familiar, encabezada por don Carlos Ordóñez, quien se convirtió en uno de los personajes más populares del futbol mexicano. Sus hijas resaltan el trabajo que desde un inicio emprendió su padre, y que después fue tomado por otras porras; incluso, el grito de batalla de La Máquina se debe al Gordo Ordóñez.
“Al Cruz Azul se le identifica mucho con el grito de guerra que es ‘Azul, Azul’, quiero decir que mi papá fue el que inició ese grito de apoyo. Cuando Cruz Azul jugaba en el Estadio Azteca, estábamos sentados y gritábamos ‘Cruz Azul, Cruz Azul’, pero alguien le dijo que no se escuchaba bien, que se perdía el Cruz y sólo se escuchaba el Azul; entonces, empezó a gritar sólo ‘Azul’ y hasta la fecha se quedó como el grito de guerra”. Además, las banderas gigantes fueron de las innovaciones que don Carlos empleó para apoyar a La Máquina: “Las banderas enormes él las mandó a hacer, él las diseñó y empezó con aquello de las banderas que salían a la canchas, después, todas las porras de otros equipos empezaron a sacar sus propias banderas, pero la Porra Oficial de Cruz Azul 1971 de El Gordo Ordóñez fue la pionera de las porras en México”. En los últimos meses que tuvo de vida Carlos Ordóñez nunca descuidó a su querida porra, desde su casa seguía supervisando que todo saliera a la perfección, así lo relata su hija Magda. “Nos hablaba al estadio y nos decía: ‘No se oyen, dile a don Gabino que toque las cornetas, desde aquí yo no las oigo’. Él fue constante desde el teléfono: ‘¿Cómo están?, ¿Cómo les fue?, ¿Ya entraron todos?, ¿Todo está bien?’. Siempre estuvo al pendiente